jueves, septiembre 21, 2006

Qué es Patrimonio? las misiones jesuiticas de la provincia de misiones



Qué es Patrimonio? las misiones jesuiticas de la provincia de misiones

Graciela C.G. de Kuna

Esta enorme obra humana, el desarrollo territorial que sustentó el proyecto de renovación conceptual: el mundo jesuítico-guarani dio lugar, en el actual territorio de la provincia de Misiones, a una interrelación particular entre el espacio físico y el espacio construido. El primero con su dinámica, diversidad, ambientes y recursos y el segundo con las actividades, funciones, asentamientos humanos, relaciones e intercambio.

Así cuando el espacio físico esboza una caracterización propia en cuanto a su ambiente y recursos, el espacio construido con algunas variantes, nos remite a las formas del planteo tradicional del rectángulo de piedra ya conocido.

Tomemos como ejemplo la misión de Santos Mártires del Japón[2], en actual territorio misionero. Su máxima riqueza en cuanto a diversidad resulta del ambiente de topografía irregular y su relación con la instalación, en forma definitiva (1704) de la misión jesuítico-guarani de Santos Mártires del Japón, en la hemisierra que domina visual y espacialmente el territorio circundante desde un panóptico situado a 297 m.s.n.m. y las adaptaciones topográficas a que dieron lugar las dificultades de ese territorio.

Las hipótesis que se abren acerca de la razón por la cual se elige este lugar escarpado, abrupto, inhóspito y empinado habría que buscarlas posiblemente en cuestiones de índole defensiva como ha ocurrido a lo largo de la historia en los períodos en que la incertidumbre y la inseguridad predominaron. Chueca Goitía nos asiste en relación con ésto cuando afirma que: En su aspecto físico, la ciudad medieval (...) por sus necesidades (...) se sitúa en lugares difícilmente expugnables: colinas o sitios abruptos.... Siguiendo con nuestra hipótesis podríamos pensar entonces, en cuanto a su establecimiento en un punto de dominación con respecto a su entorno, que la ubicación del espacio construido más importante de esta misión jesuítica, responde a una implantación medieval, contrastando con ello el aspecto morfológico de ese emplazamiento que siguiendo el orden establecido, plantea una organización urbana de índole barroca, con el centro de la composición ubicado en la plaza representando la inserción en las ideas barrocas de participación y persuasión de la trascendencia de la vida y en su ordenamiento terreno, en base al plan de Dios, respaldada por el núcleo edilicio (principal) constituido por el templo, colegio y cementerio(Gutiérrez, Ramón). Adjuntamos para ello una zonificación del rectángulo construido, centro de la misión, pero no por ello dejaremos de lado la impronta territorial de la cual este espacio era el centro operativo.

La cuestión territorial, cuyo dominio se debía a asuntos de diversa índole, pero básicamente defensa y abastecimiento. De acuerdo a los inventarios posteriores a la expulsión de los jesuitas (1768), cuyos originales obran en el Archivo General de la Nación Argentina, la misión de Santos Mártires del Japón contaba con las siguientes estancias, puestos y capillas de puestos o estancias:

· San Jerónimo

· Santa María

· San Juan

· San Gabriel

· San Francisco

· San Miguel

· San Juan[3]

· San Pedro[4]

· San Francisco

· San Ignacio

· San Roque[5]

· San José

· San Isidro

· San Antonio[6]

De estas estancias, la más próxima al pueblo era la de San Juan, situada a 4 leguas de Santos Mártires del Japón y que debido a esto, servía de apoyo inmediato. En su proximidad hay actualmente un cementerio que da cuenta de la reutilización de los sillares en la construcción de tumbas y monumentos fúnebres de pequeño porte. ¿Es patrimonio menor, el nuevo cementerio? El dueño del terreno nos informó en esa ocasión sobre una historia que narran los pobladores locales referida al hallazgo de una campana de oro (sic) que era tan grande que él sólo no la podía portar y cuando volvió con más gente, no pudo encontrar el lugar donde la había encontrado originariamente. O aquel arcón lleno de oro que cuando lo quisieron sacar del tajamar se cortó la cadena y se hundió irremediablemente. Los cuentos, mitos y leyendas que nos refieren las gentes del lugar, ¿son patrimonio? La relación de la piedra con la naturaleza: las aves, los monos, la canela, el lapacho, ¿son bienes patrimoniales? Las peculiares formas constructivas de las chacras serranas de los alrededores, con sus tejuelas de madera y en los paramentos verticales enramada entrelazada y unida con estiércol, sin imposiciones estéticas más allá que las meramente funcionales y la neta utilización de la naturaleza circundante como ornamentación, ¿son patrimonio? Las respuestas a estas preguntas están en nosotros mismos.

Chacra de los Bueno, cercana a Santos Mártires del Japón , agosto 2004

El patrimonio en lo regional es como en las familias: el conjunto de bienes que recibimos en herencia y debemos transmitir a las próximas generaciones por lo menos en iguales condiciones. El cuidarlos es una responsabilidad ineludible de nuestro tiempo, su tutela y acrecentamiento también y cómo evaluamos los bienes que incorporamos nos hace preguntar sobre nuestra propia construcción como individuos y grupo social.

Patrimonio tangible e intangible, vernáculo u oficial, subacuático o natural… Son nuestro legado y por serlo, nos ayudan a reconocernos como una comunidad local diferenciada y a la vez inserta en la globalidad de nuestro tiempo actual


[2] Proyecto de Investigación RE.SA.MA.JA.II-III, Secretaría de Investigación de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones, 2000/7

[3] Ibídem

[4] inventario 1785

[5] Inventario 1794

[6] inventario 1797

LA ARQUITECTURA DEL MOVIMIENTO MODERNO EN MISIONES: caso, La Escuela Normal de Alem (1957-63) de MARIO SOTO Y RAÚL RIVAROLA





LA ARQUITECTURA DEL MOVIMIENTO MODERNO EN MISIONES: caso, La Escuela Normal de Alem (1957-63) de MARIO SOTO Y RAÚL RIVAROLA

Graciela C.G.de Kuna

El movimiento moderno irrumpe en las primeras décadas del siglo XX como una propuesta novedosa en el gastado cielo de la arquitectura mundial con la promesa de un nuevo hábitat para el hombre nuevo, ese hombre que fue gestado y nació respirando los nuevos y contaminados aires de las chimeneas industriales.

Si bien en la mayoría de los casos, las ciudades europeas todavía estaban consolidadas geomorfológicamente, es decir, siguiendo los dictados de la geografía propia de cada lugar, sus puntos dominantes, antes ocupados por las torres de las catedrales y otras iglesias, ahora serán reemplazados por las altísimas chimeneas industriales. La periferia, desordenadamente, irá conformándose con la llegada de la gente del campo atraída por la diferencia sustancial del salario industrial frente al del peón agrario, se gestará entonces, una nueva clase social: el obrero. Formándose un fuerte cordón alrededor de los barrios más o menos acomodados del centro que amenazadoramente tratará de avanzar sobre ellos.

El urbanismo y la arquitectura, tomarán nota de estos cambios, de esta artificialización de la vida ciudadana y su respuesta serán la Arquitectura y el Urbanismo del Movimiento Moderno, con grandes maestros como Wright, Gropius, Aalto, van der Rohe y Le Corbusier a nivel internacional. Aquí presentamos la Unidad Habitacional de Marsella que diseñará Le Corbusier, en 1946

Estas propuestas tuvieron su correlato en Argentina, uno de cuyos arquitectos más prolíficos ha sido Mario Soto y Raúl Rivarola, su socio.

Según dice su compañero, el Dr. Arq. Alvaro Arrese en una publicación en la web: www.golu.net/myriam/Mario_Soto_Arrese.htm, Mario Soto formó parte de la tercera generación de la modernidad de la arquitectura argentina. Este grupo brillante de profesionales encontró su lugar profundizando las huellas de sus antecesores, para intentar desde allí una aproximación particular, porque particular es cada sitio, sus formas de vida y la tecnología disponible para materializar allí una obra” (M.S.).

Los concursos de arquitectura jugaron un rol importante en la consolidación de esta generación, que accedió desde ellos a sus obras mas importantes.

Mario Soto y Raúl Rivarola ganan el concurso para el diseño y dirección del Hotel de Turismo, ubicado en Bolívar y Junín de Posadas. Diseñarán y construirán también la Escuela Normal de Alem, punto de peregrinación de los arquitectos conocedores de su propia historia y que para encontrarla basta llegar a Alem y preguntar por “la escuela”.

Implantada a 45º de la trama ortogonal, es un digno ejemplo de cómo los modernos querían diferenciarse del resto de la historia urbana y generar su propio lenguaje.

A eso se debe también el respeto a los cinco puntos de Le Corbusier: pilotis, planta libre, ventana corrida, fachada despegada y terraza jardín, posteriormente, cuando se dio cuenta de que la cubierta plana era ineficaz en ciertas latitudes, el agregado del techo en forma de pileta para que al acumular aguas, se refrigerara el interior. Lástima que en nuestras tierras ese tipo de acumulación acuática genera la proliferación de mosquitos…

Soto y Rivarola tanto para la escuela como para el hotel, harán una conveniente selección del repertorio corbusierano, desecharán los pilotis, pero no el planteo de estructura independiente que le permitirá una cierta libertad interior algo muy necesario en el caso de un programa arquitectónico dedicado a la educación y más aún con un pensamiento de los cincuenta. De la misma manera apelarán a la composición de fachada como un telón que tamice la entrada de sol, conformándose en una síntesis entre la fachada despegada y los parasoles, baste para ello comparar el frente de ambos con la Unidad Habitacional de Marsella (Le Corbusier, 1946).

En el interior se encuentran las dependencias como paquetes independientes unidos por el gran techo, especial interés presenta la sala de música, con su techo resuelto mediante una cáscara con forma de paraboloide hiperbólico, volumen de revolución, también llamado “silla de montar”.

Es lamentable el estado actual de este edificio que fue considerado como patrimoniable por la ciudad de Alem en Enero de 2005, hasta la fecha sólo ha sido repintado parcialmente, sin embargo, debería ser preservado como uno de los ejemplos más genuinos de arquitectura del Movimiento Moderno que tenemos entre nosotros.


El friso de las sirenas de San Ignacio







El friso de las sirenas de San Ignacio

Dra. Arq. Graciela CG de Kuna (fotos de la autora)

La defensa de la diversidad cultural y el derecho a la identidad, son algo internacionalmente aceptado como componentes básicos del desarrollo humano integral. Así también el patrimonio, en un sentido amplio (tangible/intangible, cultural/natural) es, en ocasiones, uno de los principales recursos para el desarrollo de la identidad de los pueblos.

En el caso que nos ocupa, el friso de las sirenas de la misión jesuítico guaraní de San Ignacio. Junto con Loreto y Santa Ana, se localiza sobre la ruta Nacional Nº12 y Santa María en la ruta Costera Nº2, todas se encuentran en la provincia de Misiones. Si no hubiera habido una preocupación por la conservación de este bien patrimonial de la humanidad, no hubiera llegado a nuestros días, por eso, los resultados de la restauración del año 2003, es el hecho puntual que nos ocupa.

La anterior y más extensa obra de restauración de San Ignacio Miní, fue llevada a cabo en los primeros años de la década del 40 por el Arq. Carlos Luis Onetto fallecido en abril de 2005 a los 93 años. También fue quien escribió el libro San Ignacio Miní. Un testimonio que debe perdurar, publicado en 1999, con el patrocinio de la Dirección Nacional de Arquitectura

El friso que nos ocupa, está ubicado sobre el dintel del portal que une el patio de los padres con el templo, es decir que es lo que ve el creyente cuando ingresa al mismo.

En muchos casos se representa el apesadumbrado estado de ánimo con el que el mismo acude a la iglesia en busca de sosiego a sus problemas y faltas.

En este caso, la representación simbólica no puede ser más clara:

Hay tres franjas horizontales, vistas en la placa sobre el acceso, de abajo hacia arriba, representan el reino del agua, el de la tierra y el del cielo.

La primera presenta a esos seres mitológicos con que denominamos al friso en general, las sirenas, traemos a colación que este tema era bastante frecuente, especialmente en la representación heráldica de fines del medioevo, por ejemplo exponemos a continuación el friso que remata el acceso al castillo de Sabiote (provincia de Jaén, Andalucía, España) que luce un par de sirenas sosteniendo el escudo que porta las armas de la familia de Cobos Molina y doña María Mendoza, sus promotores.

No es inocente el hecho de que a lo largo de la historia de la cultura, se hayan representado serpientes y sirenas, están allí posiblemente debido al poder que se les atribuía para dominar y atraer con malos fines, a quien las mirara o las oyera.

Las sirenas de San Ignacio, no tienen ninguno de los atributos con que se presentan estos seres, es decir no tienen cuerpos bellos, al contrario, tienen rollos y bastante caídos, no tienen brazos y si, en su lugar, alas que claramente se ven incapaces de levantar vuelo portando semejante peso. Tienen en la punta de la cola, en lugar de la habitual cola de pez, una especie de floripondio caído, es decir, que todo en ellas es deprimente o al menos horroroso, representan lo monstruoso del reino del agua….

Lo mismo ocurre con las serpientes, que se encuentran en la segunda faja. Estas, para reforzar el concepto “horroroso” se presentan en forma retorcida, con la cabeza vuelta hacia arriba en una especie de convulsión terrena y en el colmo de su desesperación, comiéndose los frutos que a todas luces no son su alimento habitual. Posiblemente se presentan de esa forma haciendo referencia al rol bíblico de la serpiente al tentar a Eva con una jugosa manzana. Sea cual sea el sentido, están allí representando lo monstruoso del reino de la tierra.

Para finalizar en el extremo superior, encontramos un par de águilas con corona, estas serían las águilas imperiales y representarían al Imperio Español a tal punto que el escudo hispano estuvo ligado durante varios períodos de su historia a estas aves hasta que se las eliminó en 1978, debido a su conexión con el antiguo régimen franquista.

En el caso nuestro, el friso tiene un par de águilas bastante extrañas, vean si no es así, son gordas, tienen como escamas en el cuello, los picos son rarísimos, tanto que al decir de algunos guaraníes conocidos, entre ellos, Danilo, esa, más que águilas parecen jotes. No sería raro, que el anónimo artista, a la hora de representar tamaño símbolo se haya inspirado en un carroñero como es el jote –se refiere al jote negro (Coragyps atratus), su dieta, se basa fundamentalmente en carroña, es decir que consume animales que han muerto por razones naturales o que han matado otros depredadores.

http://www.misiones.gov.ar/ecologia/Todo/Contenido/Especies%20Misioneras/jotenegro.htm.

Es bastante frecuente la caracterización de la colonización española de forma poco favorecedora, véanse si no para ello, los Ángeles Arcabuceros existentes en la actualidad en las iglesias de Uquía y Casabindo en el Noroeste Argentino que son piezas de arte indiscutido de las escuelas de pintura del Altoperú colonial, representan con sus alas la santidad pero con sus armas, sus vestimentas y sus caras el lado malo de la colonización y de España.

Nuestras águilas/jotes, en todo caso, representarían lo horroroso del reino del aire.

Angustiado, perseguido por el agua, la tierra y el agua, tanto horror espera al compungido creyente que acude al templo en busca de consuelo!

Pero no desesperar, que para ello está el sello de la Orden de los jesuitas, que en su centralidad, pone “orden” en este mundo horroroso…

Unas últimas palabras sobre el proceso de restauración: ha sido absolutamente cuidadoso en su proceder y si bien hay voces que se intranquilizan por la notable diferencia con el resto, tanto en cuanto a textura, color y otros que hacen que la parte restaurada resalte sobre el conjunto, hacemos votos para que las tareas de restauración continúen –están comprometidas una serie de estructuras y otras aparecen en el máximo anonimato, como por ejemplo sucede con la placa que corona el acceso al baptisterio y que promete ser tan interesante como la que reseñamos aquí – de tal modo que hagan que esta placa que tanto se diferencia en la actualidad, se pierda dentro de la totalidad restaurada. Estas acciones contribuirían notablemente a reforzar lo que dijimos al principio en cuanto al rol del patrimonio en el refuerzo de la identidad de la región.