martes, mayo 20, 2014

Opinión

Urbanos e iluminados

La iluminación artística en monumentos y lugares significativos de la ciudad se da a través del protocolo DMX, que permite generar una muy peligrosa variedad y combinación de colores. Debe existir una coherencia entre la cromaticidad a plantear y la del propio bien a iluminar. Por Graciela De Kuna* - Especial para ARQ
PATRIMONIO. En muchos casos la iluminación puede ir en contra del bien patrimonial a iluminar.
Leds y otras variantes económicas y sustentables han inundado la renovación del alumbrado público y las fachadas de nuestros edificios más significativos, intentando construir una nueva mirada sobre la ciudad de siempre, ahora desde la nocturnidad.

Estas propuestas novedosas, que implican distintos modos de ver lo permanente, hacen su aporte a los “city by night”, fórmula turística de recorridos urbanos nocturnos entre edificios/sectores/conjuntos/rutas, pensada para aquellos curiosos y noctámbulos que son un sustancioso target del turismo cultural urbano. Con sus novedades, este recorrido nocturno ha logrado incrementar el tiempo de permanencia del turista en algunos destinos, que compiten entre sí en su afán de atraer y prolongar las visitas y concomitantemente sus gastos en la ciudad.

La tendencia detectada en la reorganización de los tiempos del ocio, el tiempo libre y la recreación, preanunciada en los setenta por la OMT (Organización Mundial del Turismo) y concretada en la actualidad, es que del anterior mes familiar de descanso anual, generalmente de sol y playa, los turistas han pasado a distribuir sus períodos vacacionales en varios fines de semana largos repartidos durante el año, con lo que el turismo urbano se ve favorecido en el corto plazo y ha crecido sostenidamente desde entonces.

Es así que el caso de la ciudad de Girona, en Cataluña, aclara a qué nos referimos. La planificadora en turismo catalana Marta Ministral i Masgrau, en un congreso de arquitectura y turismo en el año 2001, desarrolló su relato acerca de la gran afluencia de turistas que provoca su bella Catedral románica y de cómo los planificadores pensaron, qué estrategia de marketing habría que implementar para aprovechar su encanto en otro producto turístico a diseñar y poner en mercado. Es entonces que a partir de una investigación, se vieron sorprendidos por la cantidad de pequeñas historias que recabaron acerca de la misma, la mayoría de aparecidos y otras terroríficas cuestiones. Con ellas se desarrolló un discurso orientativo para los guías que, reforzado por el diseño de la iluminación teatral temática, hizo que la magia se produjera y la novedad fuera ampliamente aceptada por los turistas, incrementando su permanencia en la ciudad.

Este relato viene a echar luz sobre aquellos eventos que necesitan de la oscuridad y por ello de la noche para poder desarrollarse. Sin dudas, se requiere de una planificada elección de los sitios, ubicaciones y tipos de artefactos, colores, intensidad y relaciones entre el todo y las partes, para que como en Girona, la oferta sea coherente con la idea general del abordaje turístico y obviamente se manifieste a la altura y riqueza de los bienes a iluminar, que generalmente son las fachadas de los monumentos patrimoniales.

¿Quién desarrolla en nuestras ciudades los proyectos de iluminación arquitectónica mencionados? Es más, ¿lo hace algún especialista o queda librado a las intenciones no profesionales? Y de ser así, ¿el desarrollador contempla sólo una cuestión técnico-práctica repetitiva o la novedad en el diseño también tracciona nuevos desafíos para la industria? Más aún, ¿se sustentan los proyectos lumínicos en la coherencia y claros conceptos interpretativos que ayuden a que el turista vea satisfecha su motivación al comprar el mencionado “city by night”? Y finalmente, ¿hay alguna política pública en las ciudades que normatice esta práctica? O como dice ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios) y nos sumamos al preguntar: ¿El estado municipal “propicia su desarrollo coherente y adaptación armoniosa a la vida moderna”?

El control de la iluminación artística en monumentos y lugares urbanos significativos se da a través del protocolo DMX (Digital Múltiple X), dispositivo usado en luminotecnia y control de efectos especiales, que permite generar una muy peligrosa variedad y combinación de colores. En manos inexpertas o imaginaciones febriles, ello sería poco selecto, haciendo escaso favor al bien alumbrado, ya que la iluminación de monumentos históricos debe cuidar aspectos que no sólo refieren al uso de tecnología de punta a través de leds, también al ocultamiento de las luminarias y artefactos en el edificio o sus jardines, a la cuidadosa planificación y organización temporal de los efectos y sobre todo a la coherencia entre la cromaticidad a plantear y la del propio bien a iluminar. Un claro ejemplo es la acertada iluminación nocturna propuesta y desarrollada para la cúpula del Planetario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, inaugurada en 2011.

Y la polémica recién empieza; polémica entre quienes, conscientes del patrimonio y sus valores en cuanto a ayudar a la construcción de ciudadanía y al sentido y orgullo de pertenencia. Aquellos que estamos a favor de la preservación de los bienes y su sostenimiento a lo largo del tiempo, preferimos los discretos tonos neutros que si bien son conservadores, no atentan contra una buena lectura del monumento como sí lo hace la parafernalia colorística a veces implantada. Por último, deseamos que ese proyecto lumínico no sea una cuestión puntual y aislada, sino que se articule a un proceso cultural más amplio que además y básicamente sea planificado integralmente.

* Doctora en arquitectura